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La Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) en julio de 2017 ha modificado el documento de PROTOCOLO DE DIAGNÓSTICO, PRONÓSTICO Y PREVENCIÓN DE LA CARIES DE LA PRIMERA INFANCIA.

En esta actualización destacan las últimas páginas donde de forma clara se exponen las medidas que se han de tener en cuenta en pacientes con bajo, moderado, alto y extremo riesgo de caries.

¿Tú sabes en qué grupo estás tú, o tu hijo?

¿Aún crees que la caries es cuestión de “suerte”? ¿Aún piensas que es que “os ha tocado”? ¿Te interesa saber cuántas papeletas has comprado para que te toque?

Bien, pues hace ya muchos años que existen diferentes herramientas para saberlo. Una de las más utilizadas es el llamado “Protocolo CAMBRA”.  Me voy a centrar en menores de 5 años, que es lo que más me soléis preguntar.

Se trata de conocer los indicadores de enfermedad (si YA hay caries o lesiones de mancha blanca*), los factores de riesgo (incluido el hacer pruebas de saliva para ver si tiene la suficiente capacidad de contrarrestar a los ácidos presentes, o la cantidad o tipo de bacterias cariogénicas) y los factores de protección; con esto podemos ver qué pesa más, hacia dónde está inclinada la balanza, hacia el lado de la salud o hacia el de la enfermedad. Así podemos decidir si el paciente tiene mucho o poco riesgo de desarrollar caries y en función de eso establecemos las medidas preventivas oportunas.

FOTO CAMBRA SEOP 2017

En TODOS LOS PACIENTES han de hacerse revisiones periódicas (la frecuencia depende del riesgo, desde un año a los de bajo riesgo a mensuales/trimestrales los de riesgo extremo), asesoramiento dietético, control de la higiene oral, control de hábitos (chuparse el dedo, beber refrescos) y radiografías si se ven necesarias.

En pacientes de BAJO RIESGO se recomienda:

  • Cepillado 2 veces/día 2 minutos
  • Supervisado
  • Imprescindible por la noche
  • Escupir y no aclarar con agua
  • Cantidad
    • 0-3 años: 1000 ppm de ión flúor, tamaño grano de arroz
    • 3-5 años: 1000 ppm de ión flúor, tamaño guisante
    • ≥ 6 años: 1450 ppm de ión flúor, tamaño guisante

En pacientes de RIESGO MODERADO, además de lo anterior, y de que la concentración de flúor para 3-5 años debe ser ya de 1450 ppm, destaca la recomendación EXPRESA a los padres/cuidadores de utilizar colutorios en ellos mismos que disminuyan el riesgo de transmisión de gérmenes cariogénicos a sus hijos.

También aparece el uso de toallitas de xilitol, que ya se pueden encontrar en España, y probióticos, bacterias, que se pegan al diente con más fuerza que los de la caries, y por tanto los desplazan disminuyendo así el riesgo de caries. Además, en estos niños procede la aplicación de barniz de flúor en clínica en las revisiones, que serán semestrales como mínimo, y la colocación de selladores en los molares que tengan una anatomía difícil de cepillar. Para los que tengan dudas sobre los selladores, hay estudios que dicen que una pieza sobre la que se ha puesto un sellador pero se ha roto o estropeado tiene EL MISMO riesgo de caries que una pieza sin sellador. O sea, el sellador en el peor de los casos será inútil, si bien normalmente vemos que ayuda muchísimo a que no se queden restos de comida incrustados en las muelas.

En los pacientes de RIESGO ALTO, además de todo lo anterior, está indicado el uso de test salivares. Ojo con esto, que quiero aclararlo: la saliva DEFIENDE CONTRA LA CARIES, si la dejas. La saliva es capaz de neutralizar los ácidos de la placa bacteriana si le das el tiempo suficiente; si no picoteas entre horas, si no ingieres azúcares o hidratos de carbono refinados cada vez que te llevas algo a la boca. La cantidad y viscosidad de la saliva puede verse alterada por diversos motivos, y es algo en lo que debemos trabajar intensamente. A veces procede hacer estos tests en los cuidadores porque veremos si son ellos los que tienen disparada la cantidad de gérmenes en la saliva y lo esparcen en sus hijos involuntariamente. También en estos niños se recomienda ya formalmente el uso de dentífricos con derivados de la caseína (OJO, NO PUEDEN DARSE A ALÉRGICOS A LA PROTEÍNA DE LA LECHE DE VACA). Están especialmente indicados en niños con alteraciones en la estructura del esmalte (“defectos del esmalte”). Las restauraciones que se hagan deben liberar flúor, y por supuesto se harán selladores donde sea necesario para evitar el riesgo de caries. Las revisiones deben ser trimestrales.

Los de riesgo EXTREMO son los de riesgo alto en los que además las glándulas salivales no funcionan bien (por ejemplo niños en tratamiento para el asma con broncodilatadores/corticoides). Aquí, los cuidadores aún deben tener más cuidado y además de utilizar colutorios pertinentes, se recomienda que mastiquen chicles/caramelos con xilitol 4 veces al día (por cierto, esta medida en madres embarazadas disminuye mucho la tasa de caries en sus hijos hasta los dos años de edad). La concentración de flúor en mayores de 6 años puede ser de hasta 5000 ppm.

Lógicamente en Medicina no hay nada 100% seguro. No hay NUNCAS ni SIEMPRES. El hecho de poner en marcha todos los protocolos no te exime de la posibilidad de tener caries…. pero si no los sigues, aún tendrías más. La experiencia nos constata que cuando se revierten los factores de riesgo, aparecen menos caries, se estabilizan las que son sólo de esmalte, y las más graves progresan más despacio. El objetivo de reducir los factores de riesgo para caries en dentadura de leche es un adulto sano, no un niño sin caries ni un niño con 2030598235093 empastes.

*Las lesiones de mancha blanca (LMB) deben ser diagnosticadas, observadas y tratadas por un dentista que esté habituado a hacerlo. Los pediatras en general, pero muchos odontólogos también, se equivocan de lado a lado cuando, en muchísimos casos, dicen que «es normal», «total, son dientes de leche», «es falta de calcio» o «es exceso de calcio». Las LMB preceden a la caries, es decir, en pocas semanas, semanas, de las de a 7 días la unidad, se transforman en agujeros, dientes que se desmoronan a ojos vista. Las LMB necesitan ser remineralizadas con barniz de flúor entre otros muchos cuidados, y hay que revisarlas muy de cerca. Cuando pasan de color blanco a amarillo, anaranjado o pardo, es que el destrozo ya está siendo muy agresivo al haber traspasado el esmalte. El deterioro es rapidísimo. SIEMPRE que veáis una LMB acudid a un profesional actualizado.

Para saber más:

http://www.odontologiapediatrica.com/protocolos